Stefano Maiorana, tiorba.
Ambrosini-Kapsberger,
Secret Pages for theorbo and sounds of Venice
Sello: Arcana
Referencia: A541
Fecha de publicación: 9 marzo 2023
Duración: 59’

Por Jesús Sánchez Tallón

El interés de los compositores modernos por realizar obras para instrumentos históricos no es, por
supuesto, nuevo. No hay más que remontarse al famoso Concierto para clave de Manuel de Falla
de 1926 para atestiguarlo. La bella y particular sonoridad de los instrumentos de cuerda pulsada ha
atraído, por su parte, a creadores contemporáneos desde principios del siglo XX. Remito al lector
curioso al interesante artículo de Silvia Amato en el nº 25 de Hispanica Lyra para conocer más sobre
el tema. Lo que sí es relativamente nuevo es su presencia cada vez más patente en las nuevas
grabaciones que van saliendo al mercado y, en concreto, el diálogo dentro del mismo disco entre
piezas de laudistas pretéritos y actuales.

Este es el caso, justamente, del contenido del nuevo disco de Stefano Maiorana. En él podemos
hallar obras de dos autores muy alejados en el tiempo, pero concebidas para el mismo instrumento:
la tiorba.

En efecto, la grabación constituye un perfecto ensamblaje de músicas creadas por Giovanni
Girolamo Kapsberger (1580-1651), Il tedesco della tiorba, y Claudio Ambrosini (1948); ambos
venecianos; el uno, activo durante la primera mitad del S. XVII; el otro, contemporáneo nuestro.

No vamos a descubrir ahora la atracción que ejercen las obras de Kapsberger sobre los tiorbistas,
su absoluto dominio de las capacidades expresivas del instrumento, sus atrevimientos métricos e
invenciones decorativas. Por ello, nos centraremos en el aprovechamiento por parte de Ambrosini
de los recursos propios de la tiorba, para construir, tal como hiciera Il Tedesco, un particular
microcosmos de extraña e hipnótica belleza.

Según leemos en las notas que Sylvie Mamy nos aporta en el bien documentado librillo que
acompaña al disco, el compositor ha imaginado sus piezas como rescatadas de un cuaderno
perdido de Kapsberger, repleto de osadas innovaciones y audacias no aptas para el oído de sus
contemporáneos; de ahí el carácter de páginas secretas al que alude el título del álbum.

No resulta extraño en la obra de Ambrosini el uso de instrumentos antiguos en sus partituras. En
efecto, el veneciano se formó sólidamente en música medieval, renacentista y barroca, así como
en la interpretación de variados instrumentos antiguos, que ha ido empleando en sus
composiciones desde sus primeros momentos.

Ejemplos de ello los podemos encontrar, entre otras, en Aula 104 (1976), para instrumentos
medievales, cinta y electrónica o en Dove c’è un tabù c’è un desiderio (1990), para instrumentos
renacentistas.

Paralelamente ha corrido su interés por la música más experimental, de suerte que su lenguaje
resulta de una fusión de elementos antiguos y modernos. Y si empleamos la cursiva para escribir
este término es por algo. Hemos de entender aquí el término fusión, no como una mera
yuxtaposición de procedimientos armónicos, melódicos, rítmicos o tímbricos, del pasado y el
presente, sino como una verdadera integración de estos elementos que dan como resultado un
lenguaje propio, definitorio y contundente con el que narrar ideas, experiencias vitales y profundas
reflexiones de una manera refinada pero sin concesiones a planteamientos postrománticos que
faciliten al gran público una comprensión inmediata de la obra.

Lo moderno y lo antiguo se funden e imbrican íntimamente en el lenguaje del compositor hasta
disolverse lo uno en lo otro, dando como resultado la anulación del mismo concepto de tiempo
histórico. Todo es actual en él. Todo es presente. Todo se hace, suena y se siente ahora.

El nivel de comprensión que Ambrosini exige a los intérpretes en cuanto al conocimiento de su
particular lenguaje, lo llevó a crear dos agrupaciones con las que interpretar sus obras: el Ex Novo
Ensemble, en 1979, y el grupo vocal femenino Vox Secreta, en 2007.

El romano Stefano Maiorana forma parte, precisamente, de ese círculo de intérpretes privilegiados
para los que Ambrosini escribe su música.

Tras formarse como guitarrista y laudista en el conservatorio de Santa Cecilia de Roma, estudió
tiorba y guitarra barroca con Paul O’Dette. Su atención se centra por igual en el repertorio antiguo
y moderno. Colaborador habitual de Ambrosini, cuyo lenguaje conoce a la perfección, hace alarde
de este saber y del más profundo conocimiento técnico del instrumento, para regalarnos una,
original y exquisita interpretación de su música, elevando a la tiorba a un nivel superior de
expresividad y convirtiéndose así en el intérprete ideal de la música que nos ofrece este CD.

La grabación contiene una decena de piezas de Kapsberger procedentes de dos fuentes
manuscritas, seis de ellas son primeras grabaciones, en alternancia con otras tantas de Ambrosini
e interludios de paisajes sonoros venecianos formando una sólida estructura que funciona a la
perfección.

Así, nada más comenzar el disco, en el segundo corte, encontramos un apunte inconcluso de
Kapsberger hallado en el cuaderno de notas de su pupilo Girolamo Zampetti, que Ambrosini
completa con un lenguaje que engarza de forma elegante con la música del primero, pero con su
particular concepto de la tiorba y de sus recursos expresivos.

Las piezas se suceden a partir de este punto con una progresiva exploración del lenguaje
instrumental hacia nuevos y cada vez más arriesgados efectos sonoros, que Maiorana nos sirve con
una naturalidad y frescura pasmosas, culminando con el último corte: «Arpeggiata», en forma de
guiño-homenaje a la más célebre obra de Kapsberger.

A propósito de los recursos expresivos que explora y explota el compositor en estas obras, no
podemos dejar de señalar el fuerte carácter descriptivo que hallamos en algunas de ellas.
Evidente es lo que decimos en «Tastata riflessa», donde la música sugiere el romper de las olas
contra la orilla de la laguna veneciana.

Este carácter, no obstante, va más allá de lo explícito: a los violentos rasgueos, al sonido seco de
las cuerdas rebotando en el diapasón del instrumento, se oponen delicados acordes o sutiles y
breves diseños melódicos que nos traen a la imaginación remolinos, destellos en el agua, el color
cambiante del cielo con el paso de las horas y su reflejo en las aguas o la amenaza de una tromba
que inunde esta ciudad con pies de barro; terrible fenómeno de lamentables consecuencias que
vivieron, al parecer, tanto Kapsberger, en 1600, como Ambrosini, en 2019 y cuyos ecos quedan
plasmados en la concepción de este disco.

Aunque se omite con frecuencia en las reseñas discográficas, estimamos de justicia dedicar un
apunte al instrumento empleado en la grabación, ya que constituye, junto con interpretación y
elección del programa, el tercer elemento que colabora al éxito del cd. Se trata de un instrumento
construido por el violero granadino Francisco Hervás, precisamente en ese año de 2019, de sonido
poderoso y claro y con muy buen balance en todos los registros.

En conclusión, no podemos por menos de saludar con alegría la aparición, en el universo
compositivo actual para tiorba, de un corpus tan sólido e idiomático como el que nos brinda aquí
Claudio Ambrosini, servido impecablemente en este disco por un Maiorana que hace patente su
sintonía estilística y personal con el compositor veneciano. La referencia a Kapsberger, aparece, de
este modo como una manera creativa de revitalizar su legado y, al tiempo, reivindicar la profunda
contemporaneidad de la investigación interpretativa en la música antigua.